El pasado 28 de mayo nos juntamos cuatro con ganas de escalar y andar un poco. Elegimos el Naranjo de Bulnes. De todas sus vías la elegida fue la “Cepeda”, vía clásica y muy disfrutona.
El atardecer, como siempre, fue espectacular con el Naranjo “encendido” por las luces del sol poniéndose. La noche la pasamos al raso, bajo un espectacular cielo.
La estrategia para el día siguiente sería madrugar mucho para evitar las tormentas que habían pronosticado. El día era bueno: sol y buena temperatura.
Pero todo empezó a cambiar y al llegar al paso de V+, el mítico “rompetobillos” ya teníamos la tormenta encima y la lluvia empezaba a mojar la roca. A toda leche superamos este paso y salimos por el agujero empapados hasta los huesos y helados de frío.
Con gran pena tuvimos que renunciar a hacernos la foto en la cumbre. No pudo ser y nos la hicimos donde llegamos.
Por fortuna la tormenta paró y a pie de vía llegamos casi secos. Sorprende ver en que poco tiempo se llenan los canalizos de aguas y se forman pequeñas cascadas. Al llegar al refugio no había nadie, eso si a los 5 minutos estaban todas nuestras cosas desperdigadas y ya parecía “otra cosa”. No conseguimos secar todo así que nos tocó bajar unos cuantos kilos de agua de más. La bajada fue tranquila pero al empezar a bajar de Pandébano la segunda tormenta del día nos pescó y calados llegamos al coche. ¡Para que luego digan que los del “tiempo” no aciertan!
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